viernes, 20 de febrero de 2009

1813 - 20 de febrero - 2009


BATALLA DE SALTA

Tristán se había atrincherado en Salta, dominando al Portezuelo, entrada de la ciudad. Belgrano, guiado por baqueanos, tomaría el sendero de la quebrada de Chachapoyas a través de la noche y la lluvia, situándose al norte en el campo de Castañares. Ese movimiento táctico le dará triunfo; mientras su vanguardia atacaba a Tristán en el Portezuelo, con el grueso cargaba sobre su flanco. El ejército español, tomado inesperadamente entre dos fuerzas, debió replegarse a la ciudad. No obstante poderle exigir que se rindiera a discreción, Belgrano, “despedazado su corazón al ver derramarse tanta sangre americana” (como dijo), aceptó que Tristán capitulase: los vencidos saldrían con los honores de la guerra, rendirían sus armas y se comprometerían bajo juramento a no tomar en adelante parte en la lucha. Debe tenerse en cuenta que Belgrano, al proceder así, esperaba ganárselos pues eran todos americanos.
Venancio Benavides, uno de los autores del grito de Asencio, que se había pasado a los españoles, quedó muerto en las calles de Salta en las filas enemigas.
El juramento de los vencidos fue orillado por Goyeneche, que los hizo relevar de su obligación por el arzobispo de Charcas. No obstante la mayoría, entre ellos Tristán, lo cumplieron al pie de la letra; no sólo no empuñaron más las armas, sino que fueron propagandistas de la revolución. Los perjuros fueron fusilados cuando cayeron en poder del ejército patriota, como correspondía.
Al saber Goyeneche, que estaba en Potosí, la derrota de Tristán, se replegó hacia el norte. Poco después sería sustituído por Joaquín de la Pezuela. Irá a España agraciado con el título de marqués de Huaqui, sin tomar más parte en la guerra. Tristán se retiraría para siempre a su casa de Arequipa desentendiéndose de la lucha.

Fuente: José María ROSA: Historia Argentina. Bs. As., Oriente, 1963, Tomo III, Cap. 1Pág. 49

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